El griego, cuna de muchos de nuestros nombres

Aunque llevamos una corta andadura en este blog, ya habréis visto, y además os adelanto, que muchos de los nombres de los que aquí señalaremos tienen un origen común: el griego antiguo. Es normal, la gran mayoría de los patronímicos europeos provienen del latín, y esta lengua bebió de las fuentes del griego o recogió muchas de sus palabras, entre ellas los nombres; así, encontraremos que esta lengua clásica es la madre de muchos de nuestros idiomas, y que el significado de muchos de nuestros vocablos se encuentra directamente ahí.

Pero no sólo pasa esto con los nombres propios; de hecho, a diario usamos un montón de palabras que descienden directamente del griego. Está claro que no es algo de lo que solemos percatarnos, para eso ya están lingüistas y expertos en etimología, y tampoco es que le demos mucha importancia, aunque, en ocasiones deberíamos tenerlo en cuenta. ¿Por qué?, os preguntaréis. Primero, porque si conociéramos su origen, habría un montón de palabras que usaríamos bien y con sentido; y segundo, porque seríamos conscientes de que, para algunas, se ha desvirtuado su acepción original, y han llegado a nuestros días totalmente distorsionadas.

Este segundo caso es más común de lo que se cree; y es que a veces pensamos que conocemos perfectamente el significado de una  palabra, pero no pensamos que ese es el significado de hoy en día, pero ni mucho menos el que tenía originalmente. Esto pasa por circunstancias históricas y sociales, cuando se atribuyen a ciertas palabras acepciones dirigidas por causas diferentes a las lingüísticas. Se entiende mucho mejor si ponemos un ejemplo práctico.

¿Algunas vez os habéis preguntado por el origen del nombre orgia? Etimológicamente, es una palabra que proviene del vocablo griego  ὄργια, que significa ceremonia de tipo religioso. No es extraño, ya que con este nombre se denominaban las fiestas que se celebraban en honor de Dionisio, dios del vino y de las fiestas; en estas reuniones solía beberse en abundancia para homenajear precisamente a la deidad, y aunque al principio eran celebradas sólo por mujeres como un tipo de culto a la fertilidad, después se incorporaron los hombres, resultando una de las festividades más apreciadas por los griegos.

Entonces, ¿cómo llegó a tener su significado actual esta palabra? Claramente, ha dejado atrás su carácter religioso, aunque en realidad fue culpa de otros cultos monoteístas, sobre todo el cristianismo, el que le dio el …